leyendo en la biblioteca, le ocurre algo
muy extraño. Al despertarse de un sueño
misterioso, no reconoce dónde está. El
mundo que la rodea es blanco, negro y
gris. La muchedumbre que ve camina cabizbaja y como sin vida.
La protagonista encuentra a Sigurd,
un niño que le explica que están en Nudor y que viven atemorizados por una
música y unas sombras.
La niña, no conforme con lo que ve,
está dispuesta a enseñar juegos a sus nuevos amigos —Sigurd, Yasmina y Sigrid—
y a devolverles la memoria.
Una tarde, debido a un fuerte viento,
Tania es transportada hasta un pasadizo
subterráneo. Allí, una puerta misteriosa
comunica con una habitación llena de libros; en un diario lee la siguiente historia
de Nudor:
Su nombre original era Alea. El Consejo
Ador, formado por jóvenes que habían
destituido a los antiguos hombres sabios,
promulgó un decreto para cambiar el
nombre de la ciudad. Entraban en la era
Mur. Además, el Consejo, sediento de poder y dinero, realizó mil barbaridades para
dominar a sus habitantes, entre ellas eliminar sus sueños y su memoria. Editaron
cuadernillos para aprender a leer y escribir,
fabricaron productos alimenticios especiales... El Consejo, por miedo a una rebelión,
se alió con la Secta de los Oscuros, que
eran ilusionistas, y encontraron un medio
para atemorizar a la gente: inventaron una
música terrorífica y construyeron un edificio de donde se proyectaban sombras de
monstruos sobre las montañas.
Los amigos de Tania intentan salvarla
del pozo donde se encuentra, pero ella
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